Monday, November 10, 2008


Hasta ahora la posmodernidad ha significado la caída de los grandes sistemas del pensamiento que vieron su culminación en el proyecto de la modernidad, según el cual el progreso y la tecnología llevarían al hombre a una utopia de valores libertarios. En este sentido estamos viviendo la catástrofe vaticinada por Nietzsche cuando pronosticaba el fin de la metafísica en pos de una racionalidad que incluso vería por la destrucción de sus propios principios de validación. Esta aporía esta también planteada en el pensamiento critico de la escuela de Frankfurt, donde se hace una revisión del impulso nominalista del pensamiento occidental, como una forma de objetivación del universo culturalmente fundamentada y opuesta o cohercitiva de la naturaleza propia de las cosas. Si bien esta critica esta fundamentada aun en la creencia de una esencia natural, negada por la hermeneutica, la fenomenología y el posestructuralismo. Lo cierto es que este planteamiento es la raíz de una paradoja de la cual aun no ha podido escapar el pensamiento occidental y del cual parte la actitud cinica que caracterisa a nuestra epoca. En pocas palabras esta paradoja se puede resumir como la negación de la validez universal del pensamiento, como una premisa unversal del pensamiento mismo.
En este sentido el pensamiento posmoderno puede verse bajo dos perspectivas. Por una lado bajo una perspectiva negativa implicada en el principio de incertidumbre que imposibilita al pensamiento para brindar sistemas o estructuras que ofrezcan respuestas hacia el futuro, y que mas bien lo ubican como un aparato de descripción y crítica del presente. Por el otro lado se encuentra una perspectiva positiva que encuentra en este vacío de estructuras y en este principio de incertidumbre el principio de una forma autonomía del individuo, representada en su liberación de relatos ideológicos, relatos históricos, relatos disciplinares, etc.
En este sentido esta segunda perspectiva podría representar una nueva forma de construcción de estructuras racionales, que escapan a la mera objetivación de la realidad, para ubicarse en una movilidad constante en busqueda de una reelaboración y autodefinición de las fronteras filosóficas orientadas hacia la praxis.
Esta nueva orientación del pensamiento podría significar un gran espacio abierto para el desarrollo y la autonomía personal, pero en la actualidad dicho vacío ha sido rápidamente llenado por un liberalismo económico que propone el consumo como alternativa inmediata a la libertad. O en otras palabras, la identidad como una mercancia diversificada en diferentes grupos de consumo. Entendiendo asi la compra de productos, como la única forma de praxis posible, en contraste con la posibilidad de identificar a la praxis con la producción individual del saber.
En este contexto mientras que el regreso a los sistemas de pensamiento basados en la fuerza de una narrativa hegemónica como principio cohercitivo resulta una opción poco atrayente, es necesario encontrar una forma de aprovechar la libertad encontrada en el pensamiento contemporaneo a través de la construcción de una autonomía menos vulnerable.
Es necesario encontrar los puntos de fuerza de la autonomía del individuo en su propia realización. En este sentido la libertad encontrada en el vacío antes descrito debe de ser transformada por cada individuo en el marco de una voluntad personal y una responsabilidad basada en el reconocimiento de sus propias necesidades, tanto como en la empatía como una forma de acercamiento al otro; entendido este otro como el limite de nuestras propias libertades.
En pocas palabras estamos hablando de una autonomia descrita en el marco de la ética. Pero en todo caso no una ética fundacional que busca preceptos universales. Sino una ética personal que persigue antes que nada la construcción de la individualidad en el reconocimiento de la existencia de los otros. O en otras palabras una autonomia fundamentada en la creatividad y la empatia como modelo de responsabilidad y crecimiento personal.

Tuesday, November 04, 2008

El Fracaso de la comunicación


La creciente presencia de los medios de comunicación nos arroja una paradoja frente al creciente sentimiento de la falta de comunicación en la vida contemporánea.

En torno a una cantidad creciente de dispositivos y gadgets tecnológicos diseñados para incrementar y facilitar nuestras posibilidades para comunicarnos, se levanta una contradicción frente a la realidad de un mundo cada vez mas imposibilitado para comunicarse entre si.

Si bien esta critica a los medios de comunicación no es en ningún sentido nueva, y surge desde una tradición humanista que ya veía en los medios de comunicación y en la sobre especialización del conocimiento los inicios del atrofio en la comunicación, esta discusión vuelve a tomar relevancia frente a una cantidad creciente de espacios de interacción y de formación de “comunidades virtuales” que justamente de lo que carecen es de comunión alguna.

En este sentido, si bien muchas de las barreras disciplinares que construían las barreras de la comunicación dentro de la modernidad han ido perdiendo su cohesión y su fuerza en pos de una búsqueda transdisciplinar, en cambio han surgido nuevas barreras en torno a la evolución de los lenguajes posibilitados por estas tecnologías, que invariablemente sectarizan a la sociedad en torno a estas nuevas formas de lenguaje, representadas principalmente en los lenguajes visuales y fuertemente cohesionadas dentro de grupos de consumo específicos.

En otras palabras el fracaso de la comunicación esta asociado a la incapacidad de lenguaje en general, pero de los nuevos lenguajes en especifico para transmitir sentido y de esta forma atravesar las barreras físicas del pensamiento. En este sentido cabe recordar que la palabra comunicación parte de la misma raíz etimológica que comunidad y comunión, y que en este sentido de lo que estamos hablando aquí no es de la posibilidad de intercambio de información, en lo cual se ha transformado el concepto de comunicación dentro de la era informática, sino de la comunicación como un verdadero proceso de comunión del pensamiento. En otras palabras la comunicación antes que nada como un proceso de compartir y en este sentido de formar lazos a través de la rememoración de la experiencia como principio de una relación empática.

Como una critica a la tesis McLuhiana de que el medio es el mensaje, podemos afirmar que si bien el medio transforma la matriz epistemológica sobre la cual se forma y comunica el conocimiento, este tampoco es por si mismo un mensaje y como tal esta imposibilitado para la creación de sentido por si solo, ni tiene mecanismos para garantizar su recepción correcta. En otras palabras, si bien lo que decimos puede tomar diferentes dimensiones según el medio a través del cual se transmita, esto tampoco garantiza que el mensaje no sea desvirtuado en su traducción.

En este sentido la pregunta que se abre seria ¿Qué es lo que no se puede decir o que es lo que no se esta diciendo a través de estos nuevos lenguajes?