Wednesday, May 02, 2007

kosmos y kaos

juego de la vida de Conway
En la mayor parte de las culturas antiguas existe la noción de caos. Antes que nada este es entendido como un estado primigenio en el cual los elementos del universo se encuentran en desorden donde las fuerzas divinas de los dioses entran en juego, como una instancia de orden. En este sentido el concepto de Kosmos es entendido etimológicamente como orden y belleza.
Kosmos es pues el ordenamiento del universo, la forma en que se ordena el arriba y el abajo, así como el lugar del inframundo, lo terrestre y lo divino. El lugar de la muerte y el de la vida
Es curioso en este sentido que la desaparición de la mayoría de las construcciones cosmogónicas, aparezca de la mano de una cienticificidad que admite ya no poder encontrar leyes para regir el universo, y del pensamiento contemporáneo que se traza sobre la búsqueda de romper las construcciones metafísicas, dentro de las cuales se encuentran aquellas de orden y belleza.
Es precisamente aquí donde el caos retorna, ya no como una figura de lo primigenio, sino como una figura de la complejidad.
Un ejemplo de esta ruptura es la noción de equilibrio natural. Durante todo el siglo anterior se consideraba la existencia de un equilibrio natural de las cosas que era regla de los fenómenos naturales. Así pues la labor de los naturalistas, meteorólogos, biólogos, etc. era encontrar la ley de dicho equilibrio a través de un afán de clasificar el mundo.
En recientes trabajos científicos se ha descubierto que la vida, no es fuente alguna de equilibrio para su entorno, sino que todo lo contrario es fuente de desorden y caos. Esto se explica a través de la entropía, que es la tendencia natural de las cosas hacia el caos. Se dice pues que todo consumo de fuerza o energía es causa de un desordenamiento del entorno general donde se produce. Es en este sentido que el metabolismo de los seres vivientes genera una gran cantidad de caos para donde vive.

Se dice que el ser viviente no se puede definir únicamente a través de sus procesos, (como el crecimiento o la reproducción) sino también dentro de la noción de estructura como un metabolizador de grandes cantidades de energía y materia que confluyen en un orden temporal. Un ejemplo de esto es que el cuerpo humano se renueva periódicamente varias veces durante su existencia. La materia de la que estamos formados no es la misma de ninguna manera al principio de nuestra existencia que al final, lo único común a toda esta materia es pues el orden que la lleva a formar parte de nuestro organismo. Pero esto claro a un gran costo. Estos procesos de incorporación de nueva materia al organismo (ya sea que estos se conviertan en energía, o en una parte del organismo), son procesos que conllevan un gran consumó de energía y que como tal operan a través de un desordenamiento del entorno general. Es como si el precio a pagar por un pequeño orden en una estructura especifica fuera el de un desorden mayor en una estructura general.
Así pues la ciencia actual afirma que donde hay orden no puede existir la vida, y donde hay vida existe complejidad y caos, sea que estemos observando únicamente un organismo unicelular o un fenómeno sociológico.
Pero en este sentido es hora de reconocer la belleza en el caos y en las estructuras complejas y deslindar el concepto de belleza de aquello que se nos ofrece el orden como patrón único de belleza.


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