Tuesday, March 18, 2008

Las particulas elementales


"en ese espacio al que tanto temen, los seres humanos aprenden a vivir y a morir; en medio de su espacio mental surgen la separación, el alejamiento y el sufrimiento. Sobre esto hay muy poco que decir: el amante oye la llamada de su amada a través de océanos y montañas; a través de océanos y montañas, la madre oye la llamada de su hijo. El amor Une, y une para siempre. La practica del bien es una unión, la practica del mal una desunión. El otro nombre del mal es separación; y aún hay otro mas, mentira. Solo existe un entrelazamiento magnífico, reciproco e inmenso"

Michel Houellebecq

Hace unos días alguien me preguntaba porque en nuestra generación había un sentimiento generalizado de alienación y en ese momento la pregunta no calo tan dentro de mí. Recién termino de leer el libro “las partículas elementales” de Michel Houellebecq y esta pregunta regresa a mi como una avalancha.

Vivimos en tiempos en que pareciera que todo el mundo esta conectado; tiempos en los que el Internet nos permite acercarnos y charlar con personas de todo el mundo y sin embargo la paradoja es nuestra dificultad creciente para amar y entablar vínculos de empatía entre nosotros. Una realización distopica de los ideales del amor libre, nos han conducido a una disociación del placer con el amor y por lo tanto a una renuncia a la búsqueda del verdadero amor en pos del placer, mucho más fácil de encontrar y satisfacer. La imagen que sitentiza nuestra forma actual de ver el amor es un comercial de condones donde una pareja sale de una discoteca apresurada por llegar a un apartamento donde tener sexo. La entrega y la vulnerabilidad emocional se traducen dentro de este nuevo paradigma en una serie de transacciones económicas, donde finalmente se nos dice que quien mas gasta es quien mas ama. Y donde toda relación esta rodeada de cierto pragmatismo económico, profesional o social.

En el pasado las comunidades, desde las familias hasta los pueblos, se formaban por la reiteración de rituales cotidianos donde se acentuaba la importancia de cada miembro dentro de ese todo que era la comunidad. En la actualidad un individualismo voraz e impulsado por un pensamiento pragmático y económico, nos hace perder todo vínculo afectivo con los lugares donde vivimos, con la gente que nos rodea y sobre todo con la gente que amamos. Todo debe ser nuevo, todo debe ser emocionante, todo debe ser acelerado y eufóricamente divertido; pero sobretodo, todo debe ser vació de significado alguno para que nos facilite la transición hacia la siguiente experiencia y hacia un nuevo consumo.

Así toda relación con el otro se evade del compromiso emocional, en pos de un hedonismo que evade todo el tiempo el dolor o la vulnerabilidad que pueden provocar las heridas. Pero que sin embargo nos incapacita para valorar a aquellas personas que realmente sienten empatía con nosotros y a quien realmente les importamos, abandonándonos a una soledad que todo el tiempo busca aminorarse con un poco de placer haciendo de esto un tremendo circulo vicioso.

En el fondo una explotación de nuestro tremendo miedo a envejecer y a morir, acentuado por un culto cada vez mas remarcado hacia la juventud del cual ahora nuestra generación es victima y que ha provocado un fuerte consumo cultural que no hace sino acentuar nuestra melancolía por nuestra cada vez mas alejada juventud. No solo queremos vivir, vernos y sentirnos como eternos adolescentes, sino que rehusamos ese pasó hacia la madurez que significa el tomar la responsabilidad de nuestras acciones; lo que lleva a un prolongado estadio en la disociación de nuestra persona con su realidad. En otras palabras una indefinición de nuestra individualidad, o de forma mas correcta una definición de nuestra individualidad a través de nuestro consumo y no de nuestras acciones.

En pocas palabras, estamos solos y alienados, porque actuamos, sentimos y pensamos como si estuviéramos solos, marcados por un egoísmo y un individualismo que no persigue sino el llenar con consumo y pragmatismo el vació existencial dejado por nuestra incapacidad para entablar compromisos, aceptar responsabilidades y amar.

3 comments:

Larisa Escobedo said...

El consumismo no solo aparece en la manera de relacionarnos: tambien nos venden la belleza fisica como la unica posibilidad de ser felices. Nos hacen creer que solo podemos enamorarnos de cierto tipo de personas que esten dentro de un canon de juventud y belleza... paradogicamente, la imagen nos impide ver a miles de personas a las que podriamos amar...

Ana Jácome said...

Hemos sido conducidos, sin opción alguna, a esa esquina que planteas. En efecto, estamos solos porque así decidimos vivir. Siempre he pensado que la soledad es una condición inherente al ser humano, pero también debe serlo la comunidad. Somos uno y a la vez somos todo y ahí es donde entra la fragmentación que impone nuestro ámbito social. Es extraño, es triste y eso que dice lars, la imagen nos ciega a lo esencial de la humanidad. He pensado en eso ultimamente, me encuentro con tantas frases de belleza esto y belleza lo otro, que no puedo evitar preguntarme ¿saben de lo que hablan, podemos definir belleza o necesitamos que le pongan precio para valorarla como tal?
Otra cosa que dices, definirnos a través de nuestro consumo. A veces resulta insoportable el no pertenecer, el no tener una historia a la cual aferrarnos. Se sabe y se usa para propiciar el consumismo. La identidad no es algo que busquemos dentro de nosotros mismos, ¿para qué? si abunda en aparadores.......La identidad no puede estar separada de los convenios sociales si no quieres ser visto como un enajenado, loco que se niega a madurar. Crecer, yo no quiero ser adulto, me niego, sé lo que son los adultos, sé lo que han hecho con el mundo. Veo la carretera que conduce el destino de nuestra raza y me niego a pertenecer a las formas socialmente aceptadas....
Uf! qué temas, personalmente duelen.
(qué bueno que posteas, qué bueno que compartas tu inteligencia)
saludo

Ana Jácome said...

Ta cabrón, no mames...ya lo acabé. Me lleva, me siento inútil a un nivel que ni siquiera sabía existente. Lo sé, me dijiste, bajo advertencia no hay engaño...pinche libro, pinche francés. Ve que así, en un epílogo, hacer obvio que en realidad no hay nada "trascendental" a que pueda aspirar el ser humano dado que su mismo orígen es intrascendente....
Ese individualismo del que hablas en el post....puro reflejo del único temor al que no podemos renunciar: el final del propio yo, la muerte.
Y en otro sentido, ese yo... ¿cómo existe? Esa parte en la que menciona que nuestra manera de ver la vida, nuestra conciencia y la suma de nuestros deseos pertenecen al conjunto generacional. Osea, eso que más consideramos como "Yo" no nos es propio, no al nivel del cuerpo, ese vehículo que nos transporta a la muerte. En ese sentido, éste es el libro más zen que he leído.
Así, ¿qué sentido puede haber en hablar del "ego"? Somos partículas, estúpidas partículas, de la gran masa social. Aquello que me produce orgullo, mi forma de reflexionar la vida, ¿es herencia cultural? Sí. ¿Hay modo de ser separados de ese concepto generacional?
¡Qué manera de derrumbar concepciones! Es un libro odioso, como todo aquello que vale la pena, como todo aquello que produce inquietudes y cambios.....
Creo que todo aquel que se considere un ser curioso, debe de leerlo. Gracias por recomendarlo...y que...¡chingue su madre el genio de Michel Houellebecq!
Para nuestra humanidad no hay esperanza porque, cual niño caprichoso, busca caminar hacia la trascendencia (física)...cuando la única certidumbre, desde el orígen, es el final. Estamos solos y alineados porque no podemos ver esto, no podemos aceptarlo y porque...como señora que espera el milagro de su santo, nos hemos sentado a esperar que la ciencia nos alargue la vida. "Viva un poco más" "elimine las arrugas" El culto al cuerpo...¿cómo pasó que dejamos de valorarnos para poder comprarnos, vendernos, comprarnos?
Puf....es demasiado, supongo que tendré que esperar a que anochezca para toparte en el msn...me lleva, cómo se supone que quiera seguir después de enterarme...bueno, no, en realidad, la agradable aceptación del propio exterminio, puede darle al día...¿nuevas perspectivas?

saludo hablador....